"Ella pidió un café negro y yo un expreso doble. No hablamos durante un rato, pero el silecion dacía más que cualquier palabra. Afuera, la lluvia seguía cantando."
10.11.2024
Los cafés de Chapinero, como Café Cultor o Varietale, son ejemplos modernos que evocan esta sensación. En estos lugares, uno puede sentarse a mirar la lluvia mientras se bebe un café fuerte, como si el tiempo se detuviera.

Bogotá, con su cielo gris, sus calles caóticas y sus rincones melancólicos, es el escenario perfecto para las imágenes oníricas y surrealistas de Opio en las nubes. Aunque Chaparro no señala lugares específicos, la atmósfera de su narrativa está profundamente impregnada de la esencia de la ciudad, convirtiéndola en un lugar de encuentros, despedidas y sueños.